-Cualquier estación
para mi es
primavera
con vos.

Ella decide cuando es de día
ella maneja el sol
anda pintando toda la casa
con trozos de crayón
rojo a los muros
verde al oscuro sillón del comedor
y un poquitito de azul celeste aquí en mi corazón
el amarillo tiñe a los vidrios
y ella no entiende bien
como es que pierde sus hojas verdes
el paraíso aquel
píntame un árbol que no envejezca
pinta en mi habitación
un arbol verde con hojas frescas
pinta con tu crayón
te necesito dulce Daniela
alguien que pinte aquí
un mundo nuevo, píntalo nena
pinta dentro de mi.
Hay que dejar que la nueva ola nos pase por encima, y nos traiga algo nuevo. Hay que subirse a la nueva ola y dejarse llevar para salir de la inercia, del punto muerto, para no estancarse y buscar siempre algo nuevo. Nunca se sabe lo que pueden traer las nuevas olas, por que las olas llevan y traen, las olas nos modifican, nos transforman, nos hacen vivir. A veces es cierto, las nuevas olas nos dan miedo, nos desconciertan, pero bueno, hay que subirse a las nuevas olas y surfearlas, barrenarlas, vivirlas. Hay que animarse a pegar un volantazo de una vez y cambiar el rumbo ¿Vos querés cambiar la vida, esta vida de nada, de “Ufa!, siempre igual”, de vacío?, bueno, cambia. ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? ... Con amor. El milagro del amor es la gran nueva ola. Es ese cambio que nos arrasa, que te transforma, que te hace otro. El milagro del amor trae todas las respuestas que buscamos, todos los cambios que necesitamos. Hay que confiar en que el amor va a hacer su milagro y que ese milagro será siempre arrasador, renovador, que nos hará renacer. Alguien cantaba una vez “Mientras miraba las nuevas olas, yo ya soy parte del mar”, un genio. Hay que subirse a la ola, barrenarla, por que no se puede frenar el cambio, hay que cambiar con él.